Beatriz Pitarch no tiene ni idea de bailar jota pero cuenta con un cuerpo lo suficientemente jotero como para enfundarse una mochila y tomar rumbo a Corea del Norte. La periodista nos abre esa caja acorazada en su segundo libro: Cerrado 24 horas. (Laertes, 2012)
La inquietud es lo
que predomina en la mirada de Beatriz Pitarch. por inquietud más que por relax,
la periodista, escritora y fotógrafa, decidió visitar Corea del Norte con su
pareja. Todo un planazo, vamos.
«No viajo para descansar,
viajo para aprender. Yo quería aprender a encontrar la belleza en los lugares
grises, y Corea del Norte se me antojaba un destino en blanco y negro. Era un
reto más interesante buscar color allí que en un campo de margaritas».
Y lo
consiguió. El ser humano en cualquier lugar del mundo aunque quieran disfrazarle
de robot. «Personalmente ahí es donde encontré la belleza, en las emociones. El
trato con los habitantes norcoreanos era habitualmente distante. Todo está
controlado, los textos, las fotos, las palabras… las conversaciones eran frías
e impersonales. Conseguir romper esa barrera y escuchar hablar con los
sentimientos, hizo que valiera la pena todo lo demás».
Traspasada la muralla de
hormigón se encontró con el gran enemigo de occidente. «Los norcoreanos con los
que hablé repetían un discurso aprendido desde niños, y eso no les hacía ni
mejores ni peores. Si cualquiera de nosotros hubiésemos nacido en Corea del
Norte haríamos exactamente lo mismo. Hablé con norcoreanos muy simpáticos y con
otros muy serios, como en cualquier lugar del mundo. Para hablar de malos y
buenos tendríamos que apuntar más arriba. ¿Quién toma las decisiones? ¿Quiénes
lo permiten?».
Así que no se corre peligro visitando el país. «El miedo
paraliza y deja el camino despejado a los déspotas. Lo que tuve es respeto un
poco de sentido común. No provocar innecesariamente a personas armadas, por
ejemplo».
Seguro que hay quien opina que los países autodenominados
democráticos deberían entrar en Corea del Norte para mostrar a sus gentes lo
que es de verdad la libertad. «Hay que matizar que Corea del Norte también se
autodenomina país democrático. República Democrática Popular de Corea, es el
nombre oficial. Es un tema puntiagudo y que genera miles de reflexiones. ¿Qué
es lo correcto? ¿Y qué es la libertad? ¿Lo nuestro? ¿Por qué? ¿Lo de ellos? ¿En
serio? ¿Somos mejores o peores al permitir que el “derecho” a la vivienda,
educación o sanidad sea para los más ricos? ¿Qué podrían aprender ellos de
nosotros? ¿Y nosotros de ellos? ¿Podríamos aprender también de nuestros
errores? ¿Podrían hacer lo mismo los norcoreanos? ¿Podría pasar algo de eso sin
tener que recurrir a la violencia? ¿Valdría la pena? Cualquier respuesta crea
nuevas preguntas, que a su vez, tampoco son fáciles de responder».
Curiosamente
Pitarch, en su libro, no cae en lo habitual entre las publicaciones que hablan
de Corea del Norte y que se centran más en criticar al régimen que en exponer
objetivamente lo que allí sucede. «Nada de lo que digo es una verdad absoluta. Si
volviera ahora a Corea del Norte, es posible que viviese todo de otra manera,
dependiendo de los compañeros de viaje o los guías que el gobierno me pudiera
asignar. Este libro es una impresión personal de lo que yo viví en un momento
concreto, con unas personas concretas. Es la historia de siete viajeros
variopintos y la relación que entablamos con nuestros inseparables guías,
ordenada cronológicamente».
¡Convencido! Quiero llevarme a mi chica a Corea del
Norte en viaje romántico. No sé si decantarme por Viajes El Corte Inglés o
Viajes Halcón. «Adelante. La ausencia de turismo en Corea del Norte se debe
más la escasez de demanda que a la falta
de oferta. Hay que contar con la presencia obligatoria de dos personas a tu
lado durante todo el trayecto. Revisan tus textos, tus palabras y tus
fotografías. Constantemente. Hay que aceptar la prohibición de moverse por libre
y respetar sus continuos rituales de alabanzas al líder. Si aceptas las
condiciones, busca una agencia autorizada y a por ello. No te dejará
indiferente».
Si no te atreves viaja hasta allí a través de Cerrado 24 horas.
Más Info: beatrizpitarch.com . Sergio Falces.
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