Reseña de Juan Antonio Martínez de la Fe
en Tendencias 21 (16/05/2013)
Puntos de vista. Una investigación filosófica
Esto es un libro de filosofía. Así de claro lo manifiesta el editor de la obra en sus primeras líneas. Y significa que se trata de una obra no destinada a un público mayoritario, lo que no resta un ápice a su valor entre los lectores especializados. La introducción, redactada por Manuel Liz, es el pórtico al libro, de gran ayuda para tener una perspectiva clara de su contenido y la metodología expositiva.
Aclara,
de entrada, su concepto de filosofía. No comparte el criterio de quienes
estiman que la ciencia la ha desbancado, ni de quienes, en el otro extremo,
piensan que es solo una parte esencial de una educación humanista. Para él, la
definición es clara y concisa: “Filosofía es reflexionar”. ¿Sobre qué? Pues
sobre el mundo y sobre nuestra relación con él; sobre el pensamiento, el
lenguaje y la acción; y, cómo no, sobre la ciencia y lo que nos hace humanos.
Dicho
esto, parece que no hay nada nuevo que añadir. Que la filosofía ha agotado su
curso y que solo le cabe el recurso de volver, una y otra vez, por las sendas
que ya ha trillado. Pero no es así; y no lo es porque hay nuevos problemas en
filosofía a los que es preciso encontrar soluciones. Y uno de estos problemas
es el que se aborda en la presente obra: ¿qué es un punto de vista?
Así
lo plantea el autor: “nuestras vidas se llenan a través de una gran variedad de
puntos de vista. Los puntos de vista nos constituyen. Pero, ¿qué sabemos sobre
los puntos de vista? Sorprendentemente, sabemos muy poco”. Y el libro que nos
presenta se incorpora a la reflexión sobre el tema, bien deteniéndose en la
propia noción de puntos de vista, bien descendiendo a aspectos mucho más
concretos. Y esta bifurcación es la que conduce la estructura del libro en dos
partes, bien diferenciadas.
La
primera, titulada Analizando la noción de puntos de vista, como dice el
autor, “hace plenamente honor a su título”. Consta de siete apartados, de los
que Manuel Liz destaca el quinto, La estructura de un punto de vista, en
el que presenta los dos enfoques que, en general, se pueden hacer sobre cuál
sea la estructura de los puntos de vista: el basado en el modelo de las
actitudes proposicionales y el basado en las nociones de emplazamiento y
acceso; es decir, dedicado el primero a la estructura interna y el segundo a la
externa, al rol de los puntos de vista.
También
los apartados sexto y séptimo merecen una especial consideración por parte del
autor; el sexto, Temas y problemas, aborda y analiza qué suscita la
noción de puntos de vista, mientras que en el séptimo, La naturaleza de los
puntos de vista, defiende varias tesis comprometidas.
La
segunda parte del texto, Tomando perspectiva, se refiere a aspectos
concretos relacionados con los puntos de vista. Contiene siete trabajos.
El
primero, La concepción absoluta de la realidad y los límites del
conocimiento filosófico, viene firmado por el profesor del Departamento de
Filosofía de la Universidad de Zaragoza, David Pérez Chico y en él
“explora el lugar que ocupa nuestra subjetividad en la realidad, conectando
este tema con el de la naturaleza propia del conocimiento filosófico”.
María
Ponte Azcárate,
profesora en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Sevilla, titula su
ensayo Falta, desacuerdo y gusto. Profundiza en la actual polémica sobre
los llamados “desacuerdos sin tacha”, es decir, situaciones, muchas de ellas
filosóficamente relevantes, en las que una persona A dice que s y otra B
dice que no-s, pero ninguna de las dos está equivocada. Lo que
constituye uno de los argumentos a favor del relativismo. Precisa la autora que
su trabajo se ha centrado únicamente en cuestiones semánticas.
Desde
el punto de vista del hablante es
el trabajo de Juan José Colomina Almiñana, profesor del Department of
Philosophy, en The University of Texas at Austin. Considera que, los últimos
años han sido testigos de la proliferación de estudios que pretenden sostener
una posición relativista respecto de la verdad, apoyándose en una amplia clase
filosóficamente relevante de casos que apoyan tal idea; a diferencia de ellos,
Colomina considera que la posición adecuada para defender esta tesis es el
contextualismo y no, como muchos de ellos consideran, el relativismo, y a
argumentar su postura se dedica su ensayo.
El
profesor del Departamento de Filosofía y Lógica y Filosofía de la Ciencia de la
Universidad de Salamanca, Sebastián Álvarez Toledo, es el autor de Imágenes
del tiempo. Según el autor, la imagen dinámica del tiempo, basada en
considerarlo bajo el prisma de pasado, presente y futuro, debe ser sustituida
por imágenes vinculadas a una consideración de simultaneidad, anterioridad y
posterioridad respecto de otros eventos, porque sintonizan mejor con nuestra
perspectiva científica de la realidad y son suficientes para poder hablar de
acontecimientos en el tiempo.
El
cable del tiempo es
el trabajo firmado por Margarita Vázquez Campos, profesora del
Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia, la Educación y el Lenguaje
de la Universidad de La Laguna. ¿Por qué habla del cable del tiempo? Pues
porque, para la autora, la imagen del tiempo como un río que fluye o de un
árbol, cuyo tronco es el pasado y las ramas los posibles futuros, no es la
adecuada. Propone como tal imagen la de un cable, como el de la línea
telefónica, formado por otros cablecitos más pequeños que podemos separar unos
de otros. “La mitad del cable que tiene la cobertura exterior [una vez retirada
esta cobertura] podría representar el pasado y la otra mitad, sin cobertura,
abierta, representaría el futuro en un momento determinado (un presente
determinado), que sería aquel en que partimos el cable”. Vázquez Campos nos
explica su visión del tema: “Yo no veo un pasado común y un futuro lleno de
posibilidades, sino que veo un futuro lleno de posibilidades, cada una de estas
posibilidades con su propio pasado. Sin cada uno de esos pasados propios no se
puede entender cada uno de los futuros. Esto es así aunque los ‘hechos’ en
todos esos pasados coincidan. Pero los pasados, las líneas, son diferentes y
por eso pueden dar lugar a distintos futuros, a distintas posibilidades”. Un
planteamiento que desarrolla de manera sugerente.
Andrés
Luis Jaume Rodríguez,
profesor del Departamento de Filosofía y Trabajo Social de la Universidad de
las Islas Baleares, es el autor de Maquiavelismo epistemológico. El
autor pretende abordar el problema de cómo entender las virtudes epistémicas;
la epistemología de las virtudes enfatiza el papel de las disposiciones de los
sujetos. Contrapone las concepciones de virtud de Aristóteles y de Maquiavelo.
Es Ernesto Sosa quien ha llevado a un primer plano de las discusiones recientes
el tema de la epistemología de las virtudes, uno de los candidatos más
prometedores a la hora de entender cómo nuestras creencias, si son verdaderas,
pueden llegar a convertirse en conocimiento. Solo con estos indicios, se puede
apreciar el interés de este trabajo.
La
necesidad del vínculo entre semántica y pragmática es el trabajo que cierra la obra. Lo
firma Juan José Colomina Almiñana, autor de otro de los ensayos de este
libro. El tema se desarrolla dentro del ámbito de la filosofía del lenguaje.
Las palabras, por sí mismas, dicen algo y, por otro lado, los hablantes quieren
decir algo con ellas; es decir: además de un significado convencional, las
palabras tienen, también, un significado pragmático. “¿Cómo se relacionan ambas
cosas? ¿En qué medida el significado convencional determina el significado
pragmático? ¿Y en qué medida el significado pragmático determina el significado
convencional?” A estas cuestiones, sujeto de discusiones en la actual filosofía
del lenguaje, aporta su punto de vista el autor, analizando las diferentes
perspectivas que plantea el asunto.
Como
se ve, se trata de una obra ambiciosa y bien construida, que deja abiertas
muchas puertas para continuar trabajando en tan interesante tema como es el de
los puntos de vista.
Notas sobre el editor
Antonio Manuel Liz Gutiérrez nació en Burgos, realizó sus estudios de Filosofía en la Universidad de Salamanca, en la que también obtuvo el grado de Doctor en Filosofía. Es miembro de la Sociedad Española de Filosofía Analítica, secretario de Laguna. Revista de Filosofía. En 2001 obtuvo el I Premio Internacional de Ensayo Filosófico Luis Vives, con el libro Un metafísico en Tecnolandia. Realidad, conocimiento y acción bajo nuevos puntos de vista. También es autor de Perspectivas actuales en filosofía de la mente, La vida mental de algunos trozos de materia, Justificar y explicar y de Teoría de Conjuntos y Lógica Clásica de Proposiciones, así como de numerosos artículos en revistas especializadas y de capítulos en obras en colaboración. Es docente en la Facultad de Filosofía de la Universidad de La Laguna.
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