jueves, 7 de marzo de 2013

Escapistas de la realidad


José Luis Solanilla, de El Heraldo (sábado, 26 de febrero de 2013), entrevista a María Gómez y Patiño, profesora de Periodismo en la Universidad de Zaragoza y autora de Escapistas de la realidad. Los intangibles del turismo. 


El título de su libro llama la atención. ¿Quiénes son los escapistas de la realidad?
Son los turistas o los viajeros, en general. El punto central del libro viene a decir que la persona que viaja por placer o por ampliar sus conocimientos o enriquecimiento intelectual (no por trabajo) va escapando de su realidad cotidiana, que le aburre, le duele, o le resulta asfixiante.Tomo el término del gran escapista Houdini, quien era capaz de escapar de una situación que, de prorrogarse, le llevaría a la muerte. Pues bien, hay muchas formas de morir (física,moral, espiritualmente) y el viaje actúa como una liberación: un escapismo de la realidad.

¿Y el subtítulo, cómo ha de entenderse?
El subtítulo dice: «Los intangibles del turismo». En él hago referencia a los beneficios que el turismo ofrece. Están muy relacionados con las emociones y todas aquellas sensaciones que no se pueden tocar, que son difícilmente medibles, pero infinitamente más poderosas, y que constituyen el motor y la razón (consciente o inconsciente) del viaje. Los viajes se hacen para escapar de algo, o para buscar algo. Si se quiere, escapamos de la realidad para alcanzar lo intangible.

Habla del turismo gastronómico en uno de los apartados. ¿Hay muchos turistas que viajan exclusivamente por motivos gastronómicos?
El turismo gastronómico o culinario es uno de esos intangibles de los que hablo. Conozco a algunas personas que viajan exclusivamente por disfrutar de una buena gastronomía, pero no son mayoría. Sus guías de viajes son las guías gastronómicas más prestigiosas: Repsol, Michelin, Zagat u otras... Dependiendo del interés pueden hacer viajes internacionales, pero para eso se necesita una gran calidad culinaria y un gran interés gastronómico, pero lo cierto es que incluso para aquellos viajeros no tan sibaritas el capítulo de la comida es muy importante.

La comida siempre es importante en los viajes. Tendemos a recordar si comimos bien o no en tal o cual viaje.
Claro, la comida es siempre importante, y lo es tanto en sentido positivo como negativo. Si se ha comido bien, se desea repetir el destino. De no ser así, se tiende a buscar un destino distinto, donde además se pueda disfrutar de la comida.Una buena mesa, y mejor si está unida a una buena compañía, es uno de los mejores placeres que se pueden obtener en la vida sin «pecar». El recuerdo de una buena comida permanece en nuestro paladar y en nuestra memoria durante mucho tiempo, quizá para siempre, y eso es intangible y puede que hasta imborrable.

¿Tenemos en Aragón posibilidades en materia de turismo gastronómico?
Aragón tiene enormes posibilidades, quizá no del todo exploradas y desde luego poco explotadas. El potencial es infinitamente superior a la realidad, lo cual ofrece un amplio margen de actuación. La materia prima en Aragón es de primer orden. Para ofrecerla hay que amarla y después presentarla bien. Con esto me estoy refiriendo tanto a criterios de amor por lopropio, como a criterios de hospitalidad, conceptos estos
también intangibles, en los que se podría profundizar mucho más.

Habla usted también de los riesgos en los viajes al extranjero, incluidos las relacionados con la comida. ¿Hay que tener cuidado con lo que se come por ahí?
Con la comida hay que tener cuidado siempre y en todo lugar. No hay que tener reparos en devolver un plato si no reúne las condiciones sanitarias necesarias. Cualquier viajero, ya no avezado, sino habituado, sabe perfectamente cuáles son las reglas de oro del viaje culinario, lo cual no impedirá poder disfrutar de las especialidades del país o zona visitada, sin correr ningún riesgo. Hay que hacer la elección adecuada, como todo en la vida, podría decirse, y a partir de ahí, a disfrutar de las diferencias y especialidades culinarias.

Y habla usted del turismo como generador de paz. ¿Y la cocina, qué papel juega en esta teoría?
La cocina es central también en esta tesis. De hecho, cualquier convenio, negocio, tratado, o incluso armisticio se cierra y refrenda con una buena comida. Es uno de los mayores intangibles que sirve como elemento de cohesión imperceptible pero de una gran fuerza. Compartir ideas,proyectos, temas y viandas sobre una mesa establece unos vínculos afectivos que van más allá del alcance previsto por los comensales. De hecho, para mostrar la desafección por alguien, se suele decir: «Usted y yo nunca hemos compartido mesa». Una mesa solo se puede compartir en armonía. Es uno de los máximos exponentes de afinidad, intereses comunes, afecto o incluso amor. Cuando se ama a alguien, en sentido restringido o amplio, hay paz. Esto funciona a nivel individual y privado, pero también a gran escala y colectiva, con lo que el turismo,
como fenómeno social, sería un magnífico agente de paz. Para el que lo sepa apreciar y valorar, el placer y el bienestar que una buena comida acompañada de un buen vino ofrece es irresistible. ¡Ni la paz se resistiría a esto!


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