miércoles, 21 de diciembre de 2011

"Mujer, Monja y Literata", una reseña sobre "Sor Juana Inés de la Cruz. La hiperbólica fineza", de Eulàlia Lledó

Es un placer recibir reseñas tan extensas y profundas como la que transcribimos aquí. La firma Ana María Peppino Barale, de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. La reseña apareció en Tiempo y escritura.


Mujer, Monja y Literata 
Dra. Ana María Peppino Barale
Lledó, Eulàlia. Sor Juana Inés de la Cruz. La hiperbólica fineza. Barcelona, Laertes, 2008. 129 pp. 

El Instituto de la Mujer de España, publicó en 2004 De mujeres y diccionarios. Evolución de lo femenino en la 22ª edición del DRAE. Eulàlia Lledó Cunill (Barcelona, 1952), la autora de la obra que aquí se reseña, fue la coordinadora. En 1999, participó en Lo femenino y lo masculino en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española. Doctora en filología románica por la Universidad de Barcelona y feminista, analiza el discurso educativo, académico, periodístico, deportivo y un largo etcétera, para detectar y exponer los sesgos sexistas y androcéntricos tanto en la literatura como en la lengua; libros y ensayos dan cuenta de su quehacer contínuo en este sentido. Comparte ese afán con excursiones en el campo literario que, según sus propias palabras, la llenan de alegría y bienestar.

En esta ocasión, Lledó construye una introducción a la afamada réplica que Sor Juana Inés de la Cruz dirigió al obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, bajo el nombre de: “Respuesta de la poetisa a la muy Ilustre sor Filotea de la Cruz”. El obispo recurrió al seudónimo para solicitar a la monja que renunciara a continuar con su vida y escritura más apegadas a lo profano para rendir mayor culto de palabra y obra a lo religioso. Ella, que desde pequeña demostró una inteligencia, memoria y comprensión inusual, contestó en páginas cuyo contenido ha trascendido el tiempo por la importancia de sus conceptos que suenan hoy día, avanzada la primera década del siglo XXI, como extremadamente actuales particularmente por lo que se refiere a los derechos de las mujeres para acceder a la cultura y para desarrollar y expresar sus propios puntos de vista. Lledó aclara que la editorial Laertes ya había publicado en 1979 este celebrado documento, ahora esta nueva edición cuenta con su aportación que presenta amenamente los datos biográficos de la monja jerónima que tienen como fuente lo expresado por el jesuita Diego Calleja en el preliminar “Aprobación”, al tercer tomo de las obras de Sor Juana, Fama y obras póstumas del fénix de México (1700).

Pero Lladó no se limita a precisar fechas, nombres y circunstancias referidas a Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana (1651-1695), sino que resalta el hecho de que la extraordinaria poetisa (así, en femenino) en lengua castellana no estaba sola en su lucha por conquistar su espacio de libertad para pensar, actuar y escribir. Esta insigne ancestra de todas las mujeres presentes, hubo de sufrir el cerco de la intolerancia y la supremacía religiosa a la que estaba atada por sus votos. Trayecto ignominioso que sufrió igualmente la otra religiosa célebre: Teresa de Ávila (1515-1582). De ningún modo fueron únicas, tal la lista que Sor Juana enumera en el apartado tercero de su respuesta, que da cuenta de mujeres sobresalientes que su ojo femenino ubica con presteza en las páginas de la Biblia y otros escritos religiosos o civiles.

Por su parte Eulàlia Lladó, hace hincapié en la similitud entre Sor Juana y europeas reconocidas por su defensa de las mujeres -tradición iniciada en el medioevo-, tales como Christine de Pizan (1365-1431), Isabel de Villena (1430-1490) y María de Zayas y Sotomayor (1590-1961/1969). Con respecto a esta última, da cuenta de las coincidencias que ha observado entre sus escritos con los posteriores de Juana Inés, lo que demuestra que ambas coincidían en el punto desde donde analizan y opinan sobre las relaciones entre mujeres y hombres.

De la misma manera, acentúa su diferencia con la apreciación común de que la prueba del feminismo de la llamada décima musa, está concentrada en las redondillas cuyo primer verso le da el nombre: “Hombres necios que acusáis”; en contrario, indica que tal feminismo constituye el hilo subyacente en toda la trama de su obra, tal como se comprueba en un género en que también fue exponente destacada y “aparentemente tan alejado de cualquier veleidad feminista como puedes ser, por ejemplo, sus juegos de villancicos”, en los cuales “exalta el saber en las mujeres, su capacidad y libertad intelectual”. (p.54)

Nunca será suficientemente expuesta la obra de esta mexicana universal, de ahí que este producto de Laertes tiene la virtud de su sencillez, de su brevedad, cualidades que aumentan la posibilidad de ser recomendada para estudiantes preuniversiarios y otros interesados en una figura que es considerada mayoritariamente como tema especializado del campo académico y de las letras cuyo resultados son divulgados en extensos tratados o en publicaciones indexadas, igualmente objeto de investigaciones doctorales, situaciones todas que marcan una frontera de contención o línea divisoria con públicos menos expertos. La presentación de Lledó está redactada en lenguaje claro y preciso que nos acercan a una Sor Juana, digamos, terrenal. Sucede que dicho acercamiento permite brincar el cerco que parece haberse construido ex profeso en torno a la figura de esa mujer emblemática, dificultando el acceso a sus escritos para un público lector no especializado. Bienvenida esta oportunidad de establecer un contacto más cercano con alguien que con humildad reconoció que:

[…] desde que me rayó la primera luz de la razón, fue tan vehemente y poderosa la inclinación a las letras, que ni ajenas represiones -que he tenido muchas-, ni propias reflejas –que he hecho no pocas-, han bastado a que deje de seguir este natural impulso que Dios puso en mí […] (p.72)

La lectura de la Respuesta de la poetisa a la muy ilustre sor Filotea de la Cruz, da luz sobre la personalidad insumisa de una mujer en un mundo colonial que establecía normas y comportamientos precisos y androcéntricos. Viene al caso recordar que Octavio Paz (1914-1998, premio Nobel de Literatura 1990) en su esclarecedor libro, Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982), señala que “ […] toda su vida estuvo movida por la voluntad de penetrar en el mundo del saber: un mundo masculino.” Un mundo que la empujó a escoger entre dos caminos: el matrimonio o el convento. Escogió el último.

Para apoyar el sentido didáctico de esta propuesta editorial, se concluye con una “Propuesta de lectura”; sus trece puntos encaminan a la lectora o lector hacia ciertos aspectos significativos de la Respuesta y con ello dan pauta para nuevas lecturas, porque cierto es que el contenido se presta para múltiples niveles de significación.

No hay comentarios: