Gonzalo Romero, profesor del Dpto. de Didáctica de la Universidad de Alcalá, y Amparo Caballero, Dra. en Psicología y profesora del Dpto. de Psicología social y metodología de la Universidad Autónoma de Madrid, son los editores de este interesante libro, donde ocho autores analizan de forma crítica la actualidad de la escuela e invitan a reflexionar sobre la necesidad de encaminar nuestros esfuerzos hacia lo que ellos llaman “Escuela Educadora”.
El debate sobre la crisis de la escuela ha sido (y es) un tema de preocupación dentro (y fuera) de los profesionales del campo educativo. Los ocho autores de este libro
pretenden analizar la situación actual de la escuela aportando diferentes visiones que tienen un denominador común: analizar, cada uno desde su perspectiva, las repercusiones que la sociedad capitalista y la globalización tienen para la educación y la situación que los profesionales deben ocupar al respecto.
Se sitúan y defienden «una escuela que educa para la vida» frente a la «escuela que amaestra para el mercado», (Pág.14). Dar la posibilidad de formarse como seres humanos desde la singularidad de cada uno y el respeto a todos, sin perder de vista nuestra condición de seres sociales. Por ello apuestan por un cambio en las políticas educativas, que hasta ahora «sus desarrollos son incapaces de proponer algo más allá de reformas de forma y nunca de fondo» (Pág.82), hacia una desvinculación del mercado y una vinculación con la Educación. Esto requiere de la construcción de una identidad política de la escuela basada en la democracia y la participación de todos, incluyendo aquellos alumnos considerados “disruptos, malos malotes, zoquetes, complicados,…” con los que hay que comprometerse y ayudar a encontrarse a sí mismos, lo cual plantea un reto: «El problema empieza a complicarse para quienes no nos conformamos con apartar “las manzanas de las discordias” del cesto de la sociedad aprendiente.» (Pág. 28). Para ello, queda un paso importante para la escuela: «Escuela como institución activa en el medio en social en que se encuentra» (Pág. 36), y también «un giro radical en la formación inicial del profesorado y en su formación permanente» (Pág. 98).
Por si todo esto no presentase ya pocos problemas, la rivalidad entre los docentes se une como un hándicap más, generando que «”lo académico” se opone a “lo escolar”, la perspectiva de enseñanza “tradicional” a la “innovadora” y “el profesor científico” al “profesor educador”» (Pág. 177). En esta lucha entre conocimiento científico y pedagogía, los autores abogan por la importancia del profesor educador sin dejar de lado el conocimiento de la disciplina, «el saber científico-didáctico» (Pág. 205).
Siguiendo la suma de adversidades, las últimas reformas educativas en España, partiendo de la Ley General de Educación de 1970, se caracterizan por dos aspectos, el primero por el gran número de ellas en poco tiempo, y el segundo su dependencia más de factores más políticos que educativos. El libro presenta, de la mano de F. Arroyo y M. Álvaro Dueñas, una visión muy crítica, y reflexiva a la vez, sobre cada uno de los pasos que se han dado durante los procesos de reforma, cuestionando la calidad y la puesta en marcha de algunas de ellas, «las reformas educativas españolas de los últimos cuarenta años, han sido reformas pero no educativas.» (Pág. 165).
Para combatir todo esto, además de un gran número de reformas de carácter político, administrativas, de planteamiento, legislativas… en las que a lo largo del libro se dejan entrever de forma más o menos directa, también se ha de intentar promover la motivación del alumnado desde todas las facetas posibles, puesto que en el proceso de enseñanza-aprendizaje son muchas y muy distintas las variables que intervienen y sobre las que hay que intervenir.
Finaliza el libro con un último capítulo: «Y al final del túnel… la Universidad», que presenta un análisis crítico sobre la situación de la Universidad a lo largo del tiempo, sus avances y retrocesos (más retrocesos que avances en la últimas décadas) y el abandono de ideales que deberían de ser primordiales en la Universidad del S. XXI en detrimento de otros que lo llevan siendo demasiado tiempo.
Libro muy recomendable, altamente crítico que invita a la reflexión acerca del camino qué está tomando la educación en nuestra sociedad; apostando por un mercado que se tambalea y constituyéndose sobre un sistema en detrimento, en el que el poder lo tiene el color verde, y no aludiendo a la esperanza, y la educación apoya un fin al que va unido un precio no moral, para nuestra desgracia, sino económico.
Jorge Martín Domínguez
Universidad de Salamanca
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