jueves, 7 de junio de 2007

Peyote. El cactus divino, de Edward F. Anderson

"Aldous Huxley experimentó así la distorsión del tiempo y el espacio:

Y junto con la indiferencia por el espacio me sobrevino una indiferencia aún más total por el tiempo.

'Parece que hubiera muchísimo', fue lo único que respondí cuando el investigador me pidió que le dijera lo que había sentido respecto al tiempo.

El tiempo era mucho, pero me resultaba totalmente irrelevante saber cuánto. Desde luego podía haber mirado el reloj; pero yo sabía que mi reloj estaba en otro universo. Mi experiencia real había sido, y aun era, de una duración indefinida o, alternativamente, de un perpetuo presente, constituido por un apocalipsis continuamente cambiante (Huxley 1959, 20)"

Edward F. Anderson, Peyote. El cactus divino,



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Peyote. El cactus divino, de Edward F. Anderson

El peyote, el cactus divino de los nativos mesoamericanos del norte, se localiza en los alrededores de Real de Catorce, en el estado de San Luis Potosí (México). Los huichol de la Sierra Madre Occidental (hoy en los estados de Nayarit y parte de Jalisco) realizan cada año y desde tiempos inmemoriales peregrinaciones a esta zona, a la que llaman "Wirikuta" para recolectar esta planta. Este cactus, de alrededor de 5 cm de diámetro y que apenas sobresale del suelo, es redondo, de color verdiazul, con una leve depresión en el centro de la que radian nueve surcos.

Los religiosos españoles se referían a esta planta como "güisqui seco", "hierba divina", "raíz del diablo" o "medicina de Dios" y como tal persiguieron su uso tradicional. Los botanistas la conocen como Lophophora williamsi y para muchos nativos meso y norteamericanos su consumo ritual provoca la habilidad de abandonar la existencia física para comunicarse con los espíritus.

¿Qué hay en el peyote que causa tales efectos?¿Puede la medicina moderna aprender algo del uso que los nativos meso y norteamericanos hacían del peyote para guarecer una extensa variedad de dolencias? ¿Tiene alguien el derecho a prohibir el uso de drogas o sustancias afines en algunas ceremonias religiosas ancestrales? Peyote. El cactus divino, considerado un clásico imprescindible sobre todo lo que envuelve el mundo de este cactus, desde el derecho a su utilización ritual, pasando por su composición botánica y sus efectos, hasta las consecuencias de su uso, se presenta por primera vez al lector de habla hispana.

Escrito con pasión, objetividad y evidente ánimo multidisciplinar, Edward F. Anderson ahonda en la historia, los usos religiosos pasados y presentes, la etnobotánica, la farmacología y la situación legal de la planta sagrada de la Iglesia Nativa Americana, el famoso Lophophora williamsii.


Edward F. Anderson (1932-2001)


Investigador del Research Botanist del Desert Botanical Garden, Phoenix, Arizona. Presidente de la International Organization for Succulent, miembro de la Cactus and Succulent Society of America, así como de la Linnean Society, Londres. Ejerció de profesor emérito del Whitman College, donde impartió clases de biología durante 30 años. En 1998 el Principado de Mónaco le concedió el prestigioso Cactus d'Or por su excepcional dedicación a la investigación de los cactus. Entre sus publicaciones destacan Peyote: El cactus divino, Plants and People of the Golden Triangle, y Threatened Cacti of Mexico. También publicó numerosos artículos en revistas especializadas durante sus más de 45 años de investigación sobre el cactus.

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Entrevista a Edward F. Anderson, aparecida en Timberpress.com en marzo de 2001



2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué interés puede tener un libro sobre un cacto, divino o no, fácil de adquirir y que trasplantado en el balcón acabe siendo la cena del gato?

Laertes dijo...

Primeramente, para saber qué efectos psicotrópicos pueda sentir su gato al cenarse un pedazo de peyote.

Después, para conocer a fondo una parte interesantísima de la cultura y la religión de los indios mesoamericanos. O sus efectos curativos. O para conocer cómo la ley ha perseguido el consumo y uso del peyote, o para regocijarse con los escritos de por ejemplo Aldous Huxley, cuando experimentaba con sus efectos.

Y si usted es bioquímico, para saber sobre su composición química.

Este libro, en Estados Unidos, es una referencia en estos ámbitos que he intentado detallar, y su autor fue una eminencia en su campo...



Saludos.