jueves, 4 de junio de 2015

Novedad:

Rumbo a Serbia
de Eladi Romero e Iván Romero

La hermosa Serbia, una gran desconocida para los españoles, esconde desafiantes paisajes montañosos que contrastan con llanuras apacibles del norte. El Danubio, que la atraviesa de oeste a este, sirve de división entre esos dos ambientes, al igual que en el pasado sirvió de frontera entre romanos y bárbaros, austriacos y turcos. Los yacimientos arqueológicos romanos, los monasterios medievales, los edificios otomanos y la arquitectura decimonónica de influencia centroeuropea constituyen los elementos más característicos de sus ciudades tradicionales, a los que se sumó en el siglo XX la influencia socialista en el marco de la Yugoslavia de Tito.
Su capital, Belgrado, ciudad tradicional y a la vez moderna y dinámica, está promocionándose mostrando sus bellezas, sus numerosos museos, sus barrios donde la música suena constantemente por las calles, sus modernos festivales musicales, sus riberas danubianas o situadas junto al río Sava, su dilatada historia y su cultura eslava. Vale la pena dedicar algunos días a esta ciudad, muy típicamente centroeuropea en algunos aspectos —por ejemplo, en sus edificios decimonónicos, vinculados a la arquitectura del Imperio austriaco—, pero muy eslava en otros —como sus fiestas o su cultura gastronómica—. Una mezcla amable y a la vez agradable, donde destacan una agitada vida nocturna, la música callejera, los numerosos cafés con terraza, los variados museos y el aire melancólico de otoño.

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