martes, 1 de julio de 2014

El Correo de Álava

El escritor alavés Ángel Martínez Salazar, que desgrana en su libro virtudes y miserias de los reporteros de guerra, en La Florida. (Foto: Rafa Gutiérrez)

Ángel Martínez
Salazar homenajea
a los reporteros en
‘Aquellas guerras
que nos contaron’

N. ARTUNDO - VITORIA. «Podría ser la mirada de un lector que ha seguido las guerras», expone Ángel Martínez Salazar para describir su libro ‘Aquellas guerras que nos contaron’ (Laertes). Biógrafo de Baroja, Ignacio Aldecoa oManuel Iradier, seguidor infatigable de viajeros, tanto exploradores de la tierra como de la gastronomía, acomete su nuevo ensayo con una doble mirada. Por un lado, la del apasionado lector de las secciones de información internacional en los periódicos. Por otro, la del profesional del periodismo que no duda en «pintar tal cual» al colega que, más o menos cerca de un frente bélico, es amante
«del frasco o de las mujeres» o en clasificarlos como «vagos o rigurosos». Y es que en las páginas se mezclan «una mirada rigurosa sobre los corresponsales » con diversos «guiños a la profesión».

Como en muchos momentos de su libro, en el que Martínez Salazar recoge fragmentos de crónicas o aportaciones de diferentes reporteros –Jon Sistiaga, Jacinto Miquelarena, Rodrigo Soriano, Alfonso Rojo o Javier Nart–, deja a la insustituible pluma de su amigo Manu Leguineche la «radiografía de la profesión». El conjunto es, también, un adiós a una forma de trabajar e informar «que ya no va a ser como fue. Ya no sabes si lo que te cuentan es manipulación o no», y surge el ejemplo del conflicto en Siria.

El autor presentó ayer en Vitoria este libro –«el que más me ha costado», confesaba después de casi doce años de gestación–, acompañado por el reconocido escritor y autor de cómic Antonio Altarriba.

Mártires y literatos
En su análisis, el también profesor de literatura francesa en la UPV recalcaba «la idea de que los reporteros de guerra han sido los ojos de la sociedad y los ciudadanos. Frente a la propaganda, la mentira y la manipulación de la información, el reportero ha ejercido comouna especie de antídoto, una mirada si no objetiva sí al menos humana», razonaba Altarriba. A la vez, recordaba el conocido principio de que «la primera víctima en toda guerra es la verdad», citado porMartínez Salazar.

A lo largo de sus diez capítulos, el autor repasa dos siglos de historia, que arrancan con la decimonónica Guerra de Crimea y que incluyen a figuras como José Luis Pellicer, dibujante de ‘La Ilustración Española y Americana’, considerado también responsable de la primera historieta realizada en la piel de toro. Tampoco faltan esos «hombres y mujeres que dan un testimonio vital, personal» o quienes ya no pueden hacerlo, como Julio Anguita Parrado, Julio Fuentes, Juantxu Rodríguez o José Couso, al lado de quienes también dejaron huella en la literatura, como Vicente Blasco Ibáñez, Arturo Pérez Reverte, Juan Goytisolo o el mismo Baroja.

Altarriba tampoco olvidó resaltar la simbología de una portada donde soldados británicos con los ojos afectados por el gas mostaza avanzan como una columna de ciegos. «Habla de la crueldad de la guerra y recoge el tema de la ceguera», apuntaba. 


No hay comentarios: