Aquellas guerras que nos
contaron.
El reportero de guerra:
entre la vocación, el fuego y la propaganda,
de Ángel Martínez Salazar
Las nuevas tecnologías
han modificado las relaciones entre los reporteros y sus empresas. Otrora, el
enviado de un periódico, agencia o cadena de televisión, disponía de cierto
margen y podía dar libre curso a su iniciativa. Buscaba la información, la
descubría, la verificaba, la seleccionaba y le daba forma según su talento y el
tiempo disponible. En nuestros días, cada vez más a menudo, no es más que «un
simple peón» que se desplaza a través del mundo desde sus oficinas, que pueden
encontrarse en los antípodas. Por su parte, los directivos tienen al alcance de
su mano informaciones procedentes de infinidad de fuentes (imágenes o sonido en
directo, despachos, Internet) y pueden, de esta manera, «tener su propia visión
de los hechos», eventualmente distinta de la del reportero que cubre un
acontecimiento en el lugar del conflicto.
Esta
obra va dirigida a hablar del papel de los periodistas españoles, de esos
corresponsales y enviados especiales que, a lo largo de nuestra historia, se
han dedicado a contar cuanto vieron sus ojos –entre luces y sombres, entre el
horror y la nausea– en diversos conflictos armados. Vieron, oyeron, sintieron...
y, a su modo, nos lo contaron.
Ángel Martínez Salazar ejerce el periodismo desde hace lustros. Ha dirigido varias revistas culturas (Lux Daemoniorum, Paréntesis o Papales de Zabalanda) y colaborado en otras de campanillas. Es autor de cientos de artículos, una veintena de libros (Manuel Iradier, un explorador de quimeras; De techo y olla; El señor de Itzea, Geografía de la Memoria. Aventureros, exploradores y viajeros vascos; De comerse el mundo, este último publicado en Laertes, etc.). En marzo de 21014, recibió su premio más estimado: "Papeles de Zabalanda".
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