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Este libro se inspira en buena parte en los muchos años que ejerció su autora como profesora de la Técnica Alexander. La Técnica Alexander es un método sencillo y práctico de potenciar la soltura y la libertad de movimientos, el equilibrio, los puntos de apoyo, la flexibilidad y la coordinación. Aumenta el rendimiento y es, por lo tanto, una preciada herramienta para el músico. La puesta en práctica de esta técnica perfecciona e intensifica la sensibilidad kinestésica, ofreciendo al intérprete un control que será vivo y fluido, nunca rígido. Procura un medio con el que el uso de una parte del organismo –ya sea la voz, un brazo o una pierna– mejora en la medida en que ha mejorado la utilización de todo el cuerpo y, de hecho, del individuo en general.
Los beneficios de la Técnica Alexander se materializan con la aplicación en la experiencia personal de lo que F.M. Alexander llamó “control constructivo consciente”. El control constructivo consciente es un proceso de autoobservación y autoanálisis por el que la persona cobra un conocimiento íntimo de sus propios hábitos, de tal manera que puede eliminar las tensiones musculares más frecuentes (los típicos tirones), allí donde existan, y reemplazarlas gradual y conscientemente por una conducta constructiva. A menudo, el interesado se limita a suspender el movimiento antinatural y esperar que aparezca el natural. Se ha comprobado que el movimiento natural es aquél que más se apoya y se sustenta en todo el complejo orgánico de los reflejos posturales, incluido el muy valorado “control primario”, la flexo extensión natural de la columna en movimiento, que depende inicialmente de una relación dinámica entre la cabeza y la espina dorsal.
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