martes, 20 de octubre de 2009

La Historia desde abajo. Prólogo de Lugares de memoria e itinerarios de la guerra civil española (PRÓXIMAMENTE EN LIBRERÍAS)

Quien no haya visto el día de la revolución en un pueblo pequeño, en donde todo el mundo se conoce y se ha conocido siempre, no ha visto nada.
ERNEST HEMINGWAY, Por quién doblan las campanas

No hay clase de seres humanos más crueles que una clase dominante amenazada, que se cree una élite natural desde el punto de vista histórico, económico y cultural, y que se siente desafiada por una masa obstinada que ya no reconoce sus privilegios. La guerra no sólo fue una guerra civil, fue también una guerra colonial. Los jefes insurgentes sentían lo mismo que la minoría dominante en Argelia antes de 1962, y que los dominadores blancos de África del Sur. La zona del Frente Popular era la zona colonial rebelde que había que reducir.
GABRIEL JACKSON, La República y la guerra civil

Como una flor en el aire/como un vaso de cristal,/soy español por alférez/y más... por provisional.
JOSÉ MARÍA PEMÁN, poeta falangista

Hablo a la población reclusa: tenéis que saber que un preso es la diezmillonésima parte de una mierda.
ISIDRO CASTRILLÓN LÓPEZ, director de la cárcel Modelo de Barcelona, en una alocución realizada a los encarcelados en abril de 1941




LA HISTORIA DESDE ABAJO
Prólogo a la primera edición de este libro, de Victor Alba,
viejo Poumista fallecido en 2003.
In memoriam


En la enorme Biblioteca del Congreso, en Washington DC, hay catalogados más libros sobre la guerra civil española que sobre cualquier otro acontecimiento, salvo la segunda guerra mundial.

Nada, en el siglo XX, apasionó tanto a la opinión en todo el mundo, movilizó a tanta gente, determinó que tantos voluntarios acudieran a jugarse la vida por una causa lejos de su país. Las familias se dividieron a menudo, y hubo dimisiones en gobiernos y airadas disputas en parlamentos y partidos. Era la primera vez que el fascismo encontraba un adversario a su avance aunque fuera sólo por tres años y esto conmocionó a millones de personas.

De esta masa de papel impreso, a la que todos los años todavía se añaden resmas y más resmas, quedan algunos libros para el futuro. Hubo autores, como Burnett Bolloten, que consagraron su vida entera a un único libro sobre la guerra civil española, ampliado a cada nueva edición, hasta llegar a las mil páginas. Hubo novelas, como la de Hemingway, que se tradujo a treinta idiomas y se llevó al cine. Se escribieron poemas y se compusieron cantatas sobre la guerra civil.

Cuantos han escrito sobre el tema han tenido siempre en cuenta los gobiernos, los partidos, las matanzas de sangrienta espectacularidad, las dramáticas luchas en las calles, las reformas sociales, las grandes batallas convencionales, los bombardeos, las maniobras diplomáticas, las disputas ideológicas, los himnos y uniformes improvisados, como puede verse, por ejemplo, en películas como Tierra y libertad, de Ken Loach.

De hecho, ningún acontecimiento ha persistido tanto en la memoria colectiva como la guerra civil, y ello más aún fuera de su escenario que en España misma. Podría decirse que, con todo y lo prosaico de la literatura histórica sobre el tema, es la gesta épica por excelencia de los tiempos modernos.

Pero no existe ningún libro que haya seguido la guerra civil no en las alturas de gobernantes, diplomáticos, mandos dirigentes, víctimas famosas y héroes del momento, sino a ras de suelo, paso a paso, en los pueblos, las cañadas, las casas de barrio, y que haya recogido los recuerdos de los protagonistas que no han dejado su nombre en la historia, aunque hayan dado su sangre para que se escribiera. Ningún libro ha hecho esto, salvo éste que tienes en las manos. Es producto de una nueva manera de escribir la historia, siguiendo los pasos de sus protagonistas del montón, amasando, por decirlo así, la carne de cañón para darle la forma de relato coherente. Con este libro surge una nueva visión de la guerra civil, más humana -e inhumana también-, más real, más como cualquier lector de hoy habría podido vivirla de haber existido en aquellos años ya lejanos.

Este libro innova sin alharacas, adoptando las formas habituales de un itinerario, de una guía de viaje, pero dejando un rastro de emociones, hechos, datos nuevos -¡nuevos después de más de sesenta años y de miles de libros sobre el tema!-, que lo hacen indispensable ya. Desde ahora, el punto de partida para comprender toda la literatura sobre la guerra civil serán los caminos de este libro, porque en él está la materia prima de la guerra: los hombres y mujeres que vivieron, lucharon, mataron y murieron en la contienda.

Yo, que participé en la guerra civil como periodista, como hombre de partido, puedo asegurar que todo suena a verdad, a pesar de que ignoré muchas de las cosas que aquí se relatan y que no seguí sino unos pocos de los caminos que aquí se trazan.

Víctor ALBA

Sitges, Semana Santa de 2000

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