viernes, 18 de enero de 2008

Ana García-Arroyo y la India

Y ustedes se preguntarán, ¿y qué une a Ana García-Arroyo con la India? Lo mismo nos preguntamos nosotros hace algún tiempo. Ahora Ana nos ha enviado este relato que nos lo cuenta, y que nos permitimos el lujo de publicar en exclusiva para nuestros lectores. Muchas gracias, Ana.

Podría comenzar diciendo que mi vínculo con la India se remonta a 1989, cuando realicé mi primer viaje, pero no sería del todo cierto. Sí, fue entonces cuando visité por primera vez las ciudades emblemáticas del Rajasthan y Uttar Pradesh. Y, sin embargo, en aquel momento, mi alma reconocía aquel lugar, aquella cultura a la que, muy seguramente, en algún tiempo remoto, había estado ligado mi otro ser.

Desde entonces los viajes se han ido sucediendo; dándose la mano unos con otros. He viajado por latitudes en que sólo unos pocos tenemos la suerte o la valentía de explorar. He recorrido las páginas de textos milenarios, pre-védicos, como el Devi-Mahatmya, dedicado a la gran diosa; al principio femenino que reside en todo lo creado. He conocido a los grandes héroes de los relatos épicos y me he sentado a la mesa de los dioses y las diosas, disfrutando del néctar de la inmortalidad que alimenta el espíritu. En mi lucha de cada día, me enfrento al mundo con la fuerza suprema de la diosa Durga, que en su montura de león se abre camino derrotando sin temor a los dañinos ashuras, que cambian y se regeneran, encarnando la multiplicidad del mal. Al tiempo, en mi mente, resuenan las palabras de otro gran dios, Krishna. Como a un guerrero más me llama a sus huestes, las del linaje de Arjuna, y me exhorta a que cumpla con mi dharma.

¡Oh! Mi Señor, pregunté aquel día. ¿En qué consiste todo esto de lo que me habláis?
Krishna no respondió entonces. Comenzó el canto del Bhagavat Gita...

Viajes y más viajes. Al norte, al sur, al este, al oeste. Benarés, Madurai, Puri, Bombay. Me detengo en todos sus templos; converso con sus deidades. Vishnu me cuenta aquella historia en que adoptó la forma de una bella mujer, Mohini, para complacer los deseos de Shiva. Del amor apasionado de los dioses nació Hariharaputra, el hijo de Shiva y Vishnu. Ganesha coloca su trompa encima de mi cabeza y me bendice con sus buenos augurios. El dios de la liminidad, creado de la esencia de Parvati, me recuerda la infinidad de posibilidades que existen entre el tic-tac del reloj; entre el sí y el no. No hay cabida para la dicotomía ni los sistemas binarios en la India. Todo transcurre en un amplio espacio de posibilidades donde las polaridades nunca se llegan a tocar.

La diversidad de la geografía sagrada está en armonía con la pluralidad de la geografía humana. Gentes de todas las condiciones, castas y clases sociales, me acogen como si fuese una pequeña diosa. Y no sólo porque aquí el dicho reza: Atithi Devo Bhavah, es decir, Guest is a God, sino porque saben que ‘escribo’; que ‘les escribo’. Cuentos, relatos, ensayos, cualquier género es válido para dar a conocer esta gran civilización que fluye por mis venas como las aguas de la Madre Ganga. Cuéntanos, me dijo un día, bañando mis miembros de amor y divinidad mientras dormía. Cuéntanos; escríbenos; y cuéntanos bien.

Veinte años han transcurrido ya casi desde entonces. Desde aquel año de 1989 en el que todo comenzó; o tal vez, simplemente, continuó, lo que ya había sido escrito en algún lugar de la profecía. Viajes y más viajes, estancias académicas, estudios; vagones de trenes locales repletos de hombres y niños y mujeres...

Mujeres. Las protagonistas de la mitad de la India se resisten al patriarcado. Siempre dejaron oír sus veces rebeldes aunque la Historia las haya acallado. Las monjas budistas del siglo VI a. C fueron las primeras, con sus canciones y sus escritos, desafiando al poder brahmánico. Las devadasis, sabias mujeres de elevada educación, bailaban en los templos, aunando con su danza el mundo humano y el divino. Cortesanas, animando con sus ghazals la corte del imperio mogol. A unas y a otras he conocido. Qué privilegio este el mío, el de poder relatar para ustedes las innumerables riquezas de esta bella civilización.

No miren pues con los ojos velados y encuentren sólo pobreza y suciedad en la India. Pregúntense, si acaso, cuáles han sido los daños de la colonización; o de la globalización que usa traje nuevo, pero utiliza las mismas armas de abuso y explotación. Deténganse a contemplar al otro con la misma divinidad que a uno/a mismo/a y recuerden que la esencia divina del brahman se fragmentó en millones y millones de pedacitos, uno para cada uno de nosotros/as.

Acabo mi historia, no sin antes advertirles de que escribiré más. El viaje continua y debo de llevar a cabo mi cometido. Pues, no se olviden, como les he dicho, de que la Madre Ganga me pidió que les contara, y que les contara bien.


17 de enero de 2008. Ana García-Arroyo.



Ana García-Arroyo acaba de publicar con nosotros Orissa —Templos y tribus—

5 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias por tus viajes y tu obra, creo que esta haciendo muy bien la labor encomendada por la madre ganga, saludos

Anónimo dijo...

El último 22 de enero, tuve el placer de conocer a Ana García Arroyo. Ya había leído su libro, pero conocerla, hablar con ella fue una experiencia única. Todo lo que conlleva su sabiduría me cambió la vida.
Si antes yo era una enmorada de la India, hoy la veo a través de los ojos de Ana.
¡Enhorabuena Ana, mucho éxito siempre!

Anónimo dijo...

Es una grandísima mujer y una bellísima persona.
Es mi profesora de la universidad, y es profesora de Análisis de textos ingleses, y la verdad, esque de la manera en que nos enseña el arte de la literatura es...increíble. Analiza cada detalle de la novela, nos hace querer saber más sobre ese libro que estamos analizando. Por supuesto, siempre nos habla de su amada India, y ahora mismo tenemos que hacer una tesis del libro "El dios de las pequeñas cosas" de Arundhati Roy. Se rie diciendo que va a ser toda una aventura leer nuestras tesis jajaja
Sigue siendo como eres, Ana!

Anónimo dijo...

Puedo decir orgullosa que es mi profesora de universidad de segundo curso. Se preocupa personalmente de cada uno de sus alumnos y de su avance a lo largo del curso. Investigando un poco sobre ella he podido darme cuenta de la suerte que he tenido de poder contar con ella a la hora de formarme como profesional en algún ámbito. Creo que es de los pocos profesores con los que puedes contar y siempre te dirá tanto los logros como los fracasos para así poder mejorar siempre.
Never change my dear!

Anónimo dijo...

Puedo decir orgullosa que es mi profesora de universidad de segundo curso. Se preocupa personalmente de cada uno de sus alumnos y de su avance a lo largo del curso. Investigando un poco sobre ella he podido darme cuenta de la suerte que he tenido de poder contar con ella a la hora de formarme como profesional en algún ámbito. Creo que es de los pocos profesores con los que puedes contar y siempre te dirá tanto los logros como los fracasos para así poder mejorar siempre.
Never change my dear!